VICTOR HUGO
Al asumir Napoleón III, luego de un golpe de estado, fue condenado al exilio, que duró 18 años.
A los 14 años despertó su vocación literaria, con su obra “Seré Chateaubriand o nada”.
Fundó en 1819, junto a sus hermanos la revista “El conservador literario”, adjudicándose ese mismo año el Premio de la Academia de los Juegos Florales.
En 1822, escribió “Odas y Poesías varias”, en 1824: “Nuevas Odas” y en 1826 “Odas y baladas”.
Entre su poesía lírica, podemos destacar: “Orientales” (1829), “Hojas de otoño” (1831), “Los cantos del crepúsculo” (1835) y “Voces interiores” (1837).
Sus vivencias personales, críticas y comprometidas, influyeron en su obra, de índole histórica. En “Nuestra Señora de París” (1831), realiza una formidable descripción del París de Luis XVI, y en obras posteriores efectúa denuncias con tono satírico, como por ejemplo “Napoleón el pequeño” (1852). En “La leyenda de los siglos” (1859-1883) y “Los miserables” (1862), con su defensa a las clases más desfavorecidas, contribuyó a la morigeración de las leyes penales francesas.
Se destacan entre sus obras teatrales: “Cromwell” (1827), “Hernani” (1830), que enfrentó a los partidarios del teatro clásico y los románticos; donde se opone a las convenciones clásicas; “Marion Delorme” (1831), que recibió la censura gubernamental, “El rey se divierte” (1832) adaptado por Verdi para su ópera Rigoletto en 1851 y “Ruy Blas” (1838).
Pronunció numerosos discursos sobre temas políticos, como la defensa del litoral, la condición de la mujer, a favor de la escuela laica y gratuita, de la paz, del sufragio universal y contra la pena de muerte.
Datan de sus últimos años, “El noventa y tres” (1874), novela que aborda la temática de la Revolución Francesa; y “El arte de ser abuelo” (1877), poemas sobre su vida familiar.
Falleció en París, el 22 de mayo de 1885.
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